Don Lucio

«Yo me voy a morir divirtiéndome«

Preguntar a cualquier persona por un restaurante conocido en todo el globo tiene respuesta unánime: Casa Lucio.

¿Quién es Lucio?

Una persona que vino a Madrid a los 12 años a trabajar, a fregar suelos, a quitar polvo de las paredes, a matar ratas que pasaban por ahí… vamos que he hecho de todo.

Yo venía del pueblo de vivir muy bien, porque mis padres y mis abuelos vivían muy bien pero mi maestra y mi padre me echaron del pueblo porque decían que sabía mucho, que era muy listo y me tenía que ir.

Yo empecé a trabajar desde que nací.

¿Para usted qué es Madrid?

Madrid es una ciudad maravillosa, primero España es maravillosa. Todos los clientes que vienen aquí me dicen, los que viven en España deberían de pagar un canon porque en este país siempre se vive de maravilla.

¿Por qué Lucio se hace famoso?

Porque he sabido hacer las cosas como Dios manda con mucha honradez, con mucho no querer engañar a nadie, ayudar al que podía y que la gente me quería por todas partes. Así es como se debe de hacer las cosas, no tener envidia de nadie, querer al que…… “Yo soy del Atleti y el otro es del Madrid y hay que querer al Madrid y al Atleti y al querer a todo el mundo” pero hay que ser buena gente con todo el mundo.

Y hay cosas muy bonitas que me han pasado, yo me acuerdo una vez que este barrio se quedó sin luz y después de cenar tuve que acompañar al coche al Rey Simeon de Bulgaria; esto hace muchos años ya… y me dijo, Lucio tu restaurante es el mejor restaurante de punto de encuentro del mundo.

Y cosas de esas todos los días, tengo ochenta y dos años y sigo viniendo a trabajar… porque me gusta, porque me divierte y porque como mejor que en ningún sitio.

Además usted come en la misma puerta del restaurante…

Claro, porque doy la cara y me gusta ver a mis clientes cuando salen, para bien o para mal.

¿Por qué “Casa Lucio”?

Mi nombre es Lucinio Damián Blázquez pero de pequeño mi familia me llamaba Luci, Lucito. Cuando vine a Madrid los clientes dijeron “pero, ¿cómo que Luci?. Luci parece nombre de niña. Lucio, ¡coño!”. Y me quedé con Lucio, pero aún sigo firmando con Damián.

¿Cómo fue el primer día de Casa Lucio?

Yo donde entré fue en El Segoviano y mi jefa, que me quería como un hijo, me dijo, en quince días has aprendido más que el que lleva aquí dos años.

 Vamos, que iba para hostelero…

Yo iba para ser una persona honrada, buena, de una familia decente, formal y trabajadora. Somos cuarenta primos hermanos y ninguno ha salido ‘pirata’, una familia fenomenal.

¿Por qué siempre lleva chaqueta blanca?

La americana blanca enseña un poco la forma de ser de la gente, no se puede ocultar nada con el blanco. Cuando está sucia también se ve rápidamente, aquí tengo tres americanas, si se me mancha una me pongo otra.

¿Y por qué los huevos rotos?

Copié a mi abuela, cuando cocinaba para los obreros. Ella echaba los huevos en una sartén vieja, allí en el campo… y se le rompían todos. Entonces empecé a probar y ahora me salen que es una gozada. Los huevos rotos parece una receta fácil pero en realidad no lo es. Yo porque sigo manteniendo la cocina de antes, la buena marca de patatas, el origen de los huevos…. Muchas señoras me preguntaban cómo hacía los huevos.  Yo no oculto nada a nadie y el que quiere subir a ver la cocina, sube. A los quince días volvían las señoras y me decían, Lucio eres un canalla, nos has enseñado a hacer los huevos porque sabes que no nos van a salir como a ti.

¿Qué es lo más importante para una empresa?

La honradez, aunque alguno se pueda equivocar, busca la forma de arreglarlo en línea recta, sin perjudicar ni ofender a nadie, al revés, dando cariño.

Y si uno te ha hecho una faena, procurar ayudarle para que no te lo vuelva a hacer y hacerle bueno, darle un ejemplo. Mucha gente se arrepiente de lo que ha hecho malo y se vuelve buena.

¿Qué consejo le daría a un joven que lucha por triunfar hoy en día?

Si tiene pensado lo que quiere hacer, dar la cara por eso que quiere hacer.

(…)
Me gustaría que añadieras una cosa más, yo le tengo que dar las gracias de todo esto a mi mujer, Mari Carmen, y por supuesto a mis tres hijos. Pero mi mujer siempre ha estado ahí para todo, no sabes lo guapa que era, y se quiso quedar conmigo.